Ucrania informó el 9 de julio de 2025 que Rusia lanzó su mayor ataque con drones y misiles desde el inicio de la invasión a gran escala en febrero de 2022. La ofensiva implicó un número sin precedentes de objetivos aéreos, con cientos de drones (se reportaron más de 700) y múltiples misiles, lo que llegó a saturar algunas defensas ucranianas. Lamentablemente, como resultado de estos bombardeos, al menos ocho civiles perdieron la vida en la región oriental de Donetsk, lo que subraya la brutalidad de la escalada.
La Fuerza Aérea ucraniana detalló la magnitud del asalto, indicando que las fuerzas rusas dispararon 728 drones y 13 misiles, de los cuales la mayoría fueron interceptados, pero una parte significativa logró impactar. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, condenó enérgicamente el ataque, calificándolo de “revelador” y una clara señal de la negativa de Moscú a buscar una solución negociada al conflicto. Zelenski reiteró su llamado a la comunidad internacional para que imponga sanciones más severas contra la economía rusa, especialmente el vital sector petrolero que, según él, ha estado financiando la maquinaria de guerra durante más de tres años.
Este masivo ataque se produce poco después de una llamada telefónica entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo ruso, Vladímir Putin. Según Trump, la conversación no arrojó avances significativos hacia un alto el fuego, lo que añade una capa de tensión diplomática al conflicto en curso. Por su parte, el Ministerio de Defensa ruso afirmó haber derribado 86 drones ucranianos durante la noche en su propio territorio, lo que evidencia la continua escalada de ataques transfronterizos entre ambas naciones en medio de un estancamiento en los esfuerzos de paz.
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