Cada verano o invierno dependiendo donde vivas, el debate se repite: ¿por qué algunas personas parecen ser blanco constante de los mosquitos mientras otras apenas los notan? La respuesta, según expertos citados por El País, está en el olor corporal y en factores genéticos que determinan la cantidad de compuestos químicos que expulsamos por la piel, como los ácidos carboxílicos y los aldehídos. Estos compuestos, que varían de persona a persona, son altamente atractivos para los mosquitos, y quienes los liberan en mayor cantidad suelen ser “elegidos” por estos insectos.
Este tipo de olor tiene una base genética, lo que significa que si eres propenso a las picaduras, probablemente lo serás toda la vida. Además, no todas las personas reaccionan igual: mientras algunos apenas notan una leve irritación, otros desarrollan inflamaciones de más de 10 centímetros, con enrojecimiento, calor y picor intenso, que en algunos casos requieren tratamiento con antihistamínicos.
Para evitar las picaduras, se recomienda el uso de mosquiteras, difusores eléctricos y repelentes en exteriores. En caso de haber sido picado, lo mejor es lavar la zona con agua y jabón, aplicar frío local y usar cremas con aloe vera o corticoides. Rascarse puede empeorar la inflamación y provocar heridas que deriven en infecciones. Por otro lado, remedios caseros como el vinagre o la pasta de dientes pueden irritar aún más la piel.
La ciencia también descarta mitos populares como la “sangre dulce” y apunta a factores como el tipo de sangre, el sudor, el dióxido de carbono que exhalamos y el uso de perfumes o jabones como elementos que influyen en la atracción de los mosquitos. En definitiva, si eres el elegido, no es cuestión de suerte, sino de química.