El 1 de agosto de 2025, el Congreso de El Salvador, dominado por el oficialismo, aprobó una reforma constitucional que permite la reelección presidencial indefinida y amplía el mandato de cinco a seis años. Con 57 votos a favor de Nuevas Ideas y tres en contra, se sincronizaron elecciones presidenciales, legislativas y municipales, eliminando la segunda vuelta. El actual mandato de Nayib Bukele, reelegido en 2024 con 85% de los votos, se acorta para elecciones en marzo de 2027, donde podrá participar nuevamente.
La oposición, liderada por Marcela Villatoro y Claudia Ortiz, calificó la reforma como el “fin de la democracia” y una “caricaturización” que consolida una “dictadura”. Bukele, de 44 años, enfrenta críticas por el régimen de excepción iniciado en 2022, que redujo la violencia pandillera pero permitió 87.000 detenciones, con 430 muertes en prisión según ONGs como Cristosal. Human Rights Watch comparó el proceso con el de Venezuela, alertando sobre represión a activistas y periodistas.
El presidente de la Asamblea, Ernesto Castro, celebró la reforma, mientras Bukele, indiferente a las acusaciones de autoritarismo, afirmó que el pueblo decidirá su apoyo. La reforma, propuesta en una semana vacacional, será ratificada el mismo día por los mismos deputados, tras un cambio en abril de 2024 que elimina la necesidad de una nueva legislatura. La medida refuerza el control de Bukele sobre las instituciones, en un contexto de alta popularidad por su política de seguridad, pero con crecientes denuncias de abusos.