En Bellavista, norte de Quito, Segundo Díaz recoge cada miércoles residuos orgánicos de 50 hogares en una bicicleta eléctrica, llevándolos a una estación de compostaje en un parque local. Iniciada en 2023 por Elena Rodríguez, esta acción mezcla desechos orgánicos con hojas y ramas para producir compost en 3-6 meses, usado por el club del compost y en el parque, que incluye un área para niñez temprana.
El proyecto, sin fondos públicos, recolecta media tonelada mensual y promueve educación ambiental con guías sobre residuos aptos (cáscaras, restos de café, pelos de mascotas) y no aptos (comida cocinada, plásticos). Financiado por un fondo de la Alianza Basura Cero Ecuador, incluye un invernadero y un herbolario, con planes de incorporar lombrices para acelerar el proceso.
Residentes como Yasna Vivanco y Belén Proaño destacan la reducción de basura y el fortalecimiento comunitario. En 2024, el 50,48% de los residuos en Quito fueron orgánicos. El Municipio, a través de Emgirs EP, impulsa composteras comunitarias, planeando entregar 200 en 2025 para fomentar la gestión sostenible de residuos en la ciudad.