Este mes de agosto se cumplen dos años del asesinato de Fernando Villavicencio, periodista de investigación, exasambleísta y candidato presidencial, quien fue acribillado al salir de un mitin en Quito en plena campaña electoral de 2023. Su muerte no solo estremeció al país, sino que también alteró el rumbo de la política nacional.
Investigación y procesados
A raíz del crimen, las autoridades detuvieron a seis personas, la mayoría de nacionalidad colombiana, vinculadas con redes delictivas operativas en el país. Las pesquisas apuntaron a que el atentado fue planificado desde la cárcel de Latacunga, bajo la coordinación de la banda Los Lobos.
Entre los señalados estuvo un presunto autor intelectual conocido como alias “Invisible” y otras personas acusadas de proveer logística, armas y transporte. En 2024, todos ellos fueron llamados a juicio.
Motivaciones e implicaciones
Diversos informes legislativos concluyeron que el asesinato tuvo motivaciones políticas. Villavicencio había denunciado casos de corrupción que involucraban a figuras de alto perfil y a estructuras del crimen organizado. Estas acciones lo convirtieron en un blanco para grupos con capacidad de acción tanto dentro como fuera de las instituciones públicas.
Impacto en el escenario político
El crimen interrumpió abruptamente la campaña presidencial. El movimiento que lo respaldaba debió reemplazarlo a pocos días de la elección, en un ambiente marcado por el temor y la violencia. A partir de entonces, los candidatos redujeron actos masivos y reforzaron su seguridad. La inseguridad y el narcotráfico pasaron a dominar la agenda política, impulsando el ascenso de discursos de mano dura y evidenciando la fragilidad del Estado frente a organizaciones criminales.
Dos años después, el asesinato sigue sin sentencia definitiva y continúa como una herida abierta en la memoria colectiva, recordando el costo que puede tener la lucha contra la corrupción en Ecuador.
Dos años sin Fernando Villavicencio: un crimen que marcó la política ecuatoriana
