El presidente Donald Trump ordenó el despliegue de 800 efectivos de la Guardia Nacional en Washington D.C. para abordar la delincuencia, declarando una emergencia de seguridad pública que también pone a la policía local bajo control federal por hasta 30 días. Esta es la segunda vez en su mandato que recurre a esta fuerza, tras su uso en Los Ángeles para contener protestas contra redadas migratorias, una decisión que generó controversias legales.
La Guardia Nacional, compuesta por 433.000 voluntarios con entrenamiento militar, opera bajo mando estatal o federal. En el caso de Washington, depende exclusivamente del presidente, ya que el Distrito de Columbia no es un estado. Trump justificó la medida citando una alta tasa de homicidios en la capital, comparándola con Bogotá o Ciudad de México, y expresó su intención de retirar a personas sin hogar de las calles, sin detallar su destino.
La alcaldesa demócrata Muriel Bowser calificó la acción de “inquietante y sin precedentes”, destacando que los crímenes violentos en la ciudad han disminuido un 26% en 2025. Esta no es la primera vez que la Guardia Nacional se despliega en la capital; en 2020, Trump envió 4.000 efectivos para controlar protestas por la muerte de George Floyd, y en 2021, tras el asalto al Capitolio, solo 340 soldados fueron movilizados, lo que generó críticas por la respuesta limitada.
La medida ha reavivado el debate sobre la autoridad presidencial en Washington, donde el control federal sobre la Guardia Nacional contrasta con la autonomía limitada de la ciudad. Las críticas de líderes locales y demócratas señalan que el despliegue es desproporcionado y podría escalar tensiones, mientras Trump insiste en que busca restaurar la seguridad en la capital.