En su 45 aniversario, Pac-Man sigue siendo un ícono imbatible de los videojuegos y la cultura pop. Creado en 1980 por Toru Iwatani, este juego nació de una inspiración tan simple como una pizza a la que le faltaba una porción, dando forma a la icónica boca amarilla que devora puntos en laberintos mientras escapa de los fantasmas Blinky, Pinky, Inky y Clyde.

La genialidad de Pac-Man radica en su accesibilidad: reglas claras y un diseño amigable que atrajo a un público diverso, incluyendo mujeres y familias, en una era dominada por juegos bélicos. Su estética, inspirada en el concepto japonés de wabi-sabi —la belleza de lo simple—, junto con su mecánica adictiva que combina azar, estrategia y destreza, lo convirtió en un fenómeno global.

Con ingresos de 14.000 millones de dólares, Pac-Man ha trascendido los arcades para aparecer en consolas, películas y estudios científicos sobre neurociencia y cognición animal. Su legado continúa con secuelas como Ms. Pac-Man y Laberinto de Sombras, manteniendo su esencia mientras se adapta a nuevas generaciones.
