El gobierno de Donald Trump comenzó a pintar de negro el muro fronterizo con México para aumentar su temperatura y dificultar su escalada, como parte de su plan para reducir la inmigración indocumentada. La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, anunció la estrategia en Santa Teresa, Nuevo México, destacando que cumple una orden directa del presidente.
Noem explicó que el color negro, que absorbe más calor, hará el muro “demasiado caliente al tacto” para los inmigrantes, además de prolongar la vida útil del metal. La iniciativa, financiada por la ley de presupuesto de julio, incluye tecnología, cámaras, sensores e infraestructura fluvial, con un avance de 800 metros diarios en la construcción.
La funcionaria calificó el muro como un “escudo y símbolo” del compromiso de Trump con la seguridad de EE.UU. La medida refuerza las labores de la Oficina de Protección Fronteriza y Aduanas, en un contexto donde la administración busca cumplir su promesa de inmigración cero.