En el marco de una cumbre virtual urgente del ALBA, el presidente cubano Miguel Díaz-Canel salió en defensa de Nicolás Maduro, liderando una ofensiva diplomática contra Estados Unidos. Durante su intervención, afirmó sin tapujos que EE. UU. es “el Estado más narco del mundo” y calificó el despliegue militar en el Caribe como una acción “imperialista”.
La declaración ocurre en medio de una escalada notable en Latinoamérica: el gobierno de Donald Trump ha enviado tres destructores Aegis al sur del Caribe —los buques USS Gravely, Sampson y Jason Dunham— junto con aproximadamente 4.000 soldados, como parte de una operación contra el narcotráfico y la llamada “guerra al fentanilo”.
Este despliegue ha sido interpretado por la administración venezolana como una amenaza directa. En respuesta, Maduro anunció la movilización de 4,5 millones de milicianos, declarando que la acción representa un riesgo a la estabilidad regional.
Estados Unidos ha elevado la tensión con etiquetas más duras: ha duplicado la recompensa por información que conduzca a la captura de Maduro, elevándola a 50 millones de dólares, y lo ha calificado como líder del “Cartel de los Soles”.
Frente a este contexto, Díaz-Canel sostuvo que Cuba rechaza toda forma de intervención externa y reafirmó la política de solidaridad entre los países del ALBA, presentándose como defensores de la soberanía frente al “imperialismo” estadounidense.