La jubilación por vejez en Ecuador representa una de las aspiraciones más importantes para la clase trabajadora, y es la más común entre quienes están afiliados al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). Para acceder a ella, los trabajadores deben cumplir con requisitos específicos relacionados con la edad y el tiempo de aportación, además del cese de sus actividades laborales. Por ejemplo, es posible jubilarse con 40 años de aportaciones sin importar la edad, o a los 60 años con 30 años de aportaciones. La tabla de requisitos establece un camino claro para quienes han cotizado a lo largo de su vida laboral, asegurando un retiro digno.
El monto de la pensión del IESS no es fijo y varía para cada persona. Se determina a partir de un cálculo que toma en cuenta el promedio de los cinco mejores años de salario del historial de aportaciones de un trabajador. Este promedio se multiplica por un coeficiente que el IESS ha establecido, y que aumenta progresivamente según los años de aportación. Esto significa que a mayor tiempo de cotización, mayor será el coeficiente y, por ende, el valor de la pensión. Este sistema busca premiar la constancia y el esfuerzo de quienes han contribuido al sistema de seguridad social durante más tiempo.
Además de la jubilación a través del IESS, existen alternativas en el sector privado que ofrecen un camino para quienes, por diversas razones, no cumplen con los requisitos para jubilarse por la vía pública. Varias empresas aseguradoras en el país ofrecen planes de ahorro y fondos de acumulación. Estos planes permiten a los trabajadores realizar aportes mensuales para crear un capital que podrán recibir al cumplir los 65 años. A diferencia de la pensión mensual del IESS, el monto acumulado en estos fondos privados generalmente se entrega en un solo desembolso, dejando la administración del dinero a conveniencia del beneficiario. Un ejemplo claro es que, con un aporte de $25 mensuales desde los 49 años, se podría alcanzar más de $5,000 al llegar a la edad de retiro.