Madrid vivió este domingo un hecho inédito en la historia del ciclismo mundial. Miles de personas ingresaron al circuito urbano de la Vuelta a España, bloqueando por completo el paso del pelotón y obligando a la organización a cancelar la última etapa de la competencia.
La jornada, que debía culminar con un final simbólico frente al Palacio Real, se convirtió en escenario de una protesta multitudinaria que paralizó a corredores, equipos y autoridades deportivas. Ante la imposibilidad de garantizar la seguridad y el desarrollo normal de la prueba, la dirección de la Vuelta decidió neutralizar la carrera.
Con la ruta tomada por manifestantes y sin condiciones para reanudar la competición, se descartó la ceremonia de premiación y no hubo podio ni medallas para los ciclistas. La edición 2025 de la Vuelta, que se esperaba cerrar con la tradicional fiesta madrileña del ciclismo, terminó abruptamente, marcada por la irrupción ciudadana.
“Hoy no hubo carrera, el final lo escribió el pueblo”, comentó uno de los asistentes al evento, reflejando el impacto de lo sucedido. Este desenlace abre un precedente sin antecedentes en las grandes vueltas del ciclismo internacional y deja abierta la incógnita sobre cómo responderán tanto la organización como la Unión Ciclista Internacional (UCI).
Mientras se esperan reacciones oficiales, Madrid se convierte en el epicentro de una jornada que pasará a la historia, no por la victoria de un corredor, sino por la fuerza de una movilización que transformó el desenlace de la competencia más importante del calendario ciclista en España.