Estados Unidos ha desplegado una fuerza militar sin precedentes en el Caribe, con la excusa de combatir el narcotráfico y el terrorismo. Sin embargo, diplomáticos y especialistas aseguran que esta estrategia busca aumentar la presión sobre el presidente Nicolás Maduro y forzar un cambio de régimen en Venezuela. Según The New York Times, la escala del despliegue, que incluye ocho buques de guerra, un submarino y cazas F-35, sugiere un plan de mayor envergadura que una simple campaña antinarcóticos.
Altos funcionarios de la administración Trump han calificado a Maduro como un gobernante ilegítimo, a quien la justicia estadounidense acusa de narcoterrorismo y por cuya captura se ofrece una recompensa de 50 millones de dólares. La fuerza militar desplegada, que incluye 4.500 efectivos y unidades de Operaciones Especiales, podría ser una combinación para posibles incursiones dentro del territorio venezolano, según expertos militares consultados por el medio estadounidense.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, ha advertido que Washington planea más ataques contra “narcoterroristas”, mientras que Maduro ha denunciado los bombardeos contra embarcaciones venezolanas como un “crimen atroz”. El almirante James Stavridis, exjefe del Comando Sur, calificó la operación como “diplomacia de cañoneras”, una estrategia de presión militar que, a su juicio, busca alterar el comportamiento del gobierno de Caracas.