Shakira, la icónica cantante colombiana, no solo conquistó los escenarios mexicanos con su gira Las Mujeres Ya No Lloran, sino que también se sumergió en la rica herencia cultural del país al visitar el Museo Frida Kahlo en la Ciudad de México. Acompañada de sus hijos Milan y Sasha, el recorrido por la emblemática Casa Azul en Coyoacán se convirtió en un momento personal y simbólico, que resalta un vínculo profundo entre dos mujeres que han convertido el sufrimiento en expresiones artísticas universales.
Un paseo discreto por el corazón del arte mexicano
El 19 de septiembre, un día después de su último concierto en el Estadio GNP Seguros, Shakira optó por un perfil bajo durante su visita al museo. Vestida con una blusa oversize a rayas amarillas y blancas, pantalones negros, tenis cómodos y una gorra, la artista de 47 años recorrió las salas junto a sus pequeños, Milan (11 años) y Sasha (9 años). Tonino, hermano de Shakira y miembro de su equipo de seguridad, también se unió al grupo, asegurando un ambiente familiar y sereno.
Aunque Shakira buscaba anonimato, fans atentos la reconocieron y ella, con su característica calidez, posó para fotos y charló brevemente con ellos. Esta escapada cultural, lejos de los reflectores de la fama, subraya el lado más íntimo de la estrella, quien ha equilibrado su carrera global con momentos de conexión familiar y exploración personal.

El lazo único que une a dos pioneras latinas
Más allá de la anécdota, la visita de Shakira a la Casa Azul ilumina una conexión académica y cultural fascinante entre ella y Frida Kahlo. Ambas son las únicas artistas individuales latinas que cuentan con artículos dedicados en Oxford Bibliographies, según el sitio oficial de la Universidad de Oxford. Este reconocimiento resalta su impacto perdurable en la historia del arte y la música.
Además, Shakira ostenta otro hito: es la primera y única artista musical latina incluida como lectura obligatoria en el plan académico de Historia en Estudios Latinos de Oxford. Kahlo, con su pintura surrealista y autobiográfica, y Shakira, con letras que exploran el amor, el desamor y la resiliencia, han transformado experiencias personales —como el dolor físico de Frida o las rupturas sentimentales de la cantante— en obras que resuenan globalmente. Esta afinidad simbólica transforma la visita en un puente entre generaciones de mujeres empoderadas del continente.

El cierre triunfal de la gira en México
Antes de este momento reflexivo, Shakira despidió su paso por la CDMX con un concierto inolvidable el 18 de septiembre en el Estadio GNP Seguros, agotando doce fechas consecutivas en una hazaña histórica. El show, cargado de energía y emoción, incluyó una sorpresa especial: la invitación a la escena de la joven estrella mexicana Danna.
“Lo prometido es deuda. Esta gran artista… ¡Danna!”, anunció Shakira, quien la elogió por su participación en el video de “(Entre Paréntesis)”, junto a figuras como Lele Pons, Kenia Os, Anitta y Natty Natasha. Tras su dueto, la colombiana no escatimó en halagos: “Gracias Danna, eres una diosa. Una gran artista, una gran amiga y juntas somos mejores. Juntas somos más fuertes”.
Para honrar a su público mexicano, Shakira reinterpretó el clásico “Sombras nada más” de Javier Solís en estilo mariachi, un gesto que emocionó a miles. “Gracias México por creer en mí siempre, y por darme tanto. Por cantar, llorar y reír conmigo estos 30 años… Ustedes son mis hermanos desde siempre y para siempre”, expresó con voz quebrada, sellando un lazo eterno con el país que la ha recibido con los brazos abiertos.


