La historia de la estatua colosal de Ramsés II ha llegado a su fin después de casi un siglo de búsqueda. La parte superior de la figura del faraón ha sido hallada en El Ashmunein, a 160 kilómetros de Giza, lo que ha resuelto el misterio que se había mantenido desde el descubrimiento de su mitad inferior en 1930. El nuevo bloque, que mide 3,8 metros de alto, permitirá reconstruir la escultura en su totalidad.
El hallazgo, aunque sorprendente, no estuvo exento de incertidumbre. Los arqueólogos temían que la piedra estuviera dañada por la humedad del subsuelo, pero las excavaciones confirmaron su solidez. Lo más asombroso del descubrimiento fue la detección de pigmentos azules y amarillos en la superficie de la estatua, lo que revela que las esculturas egipcias no eran de piedra desnuda, sino que estaban pintadas. Ahora, la misión arqueológica ha propuesto reunir las dos partes para reconstruir la estatua, que, una vez completa, alcanzará los siete metros de altura y se convertirá en un testimonio único del esplendor de Ramsés II.