La saga de El Conjuro ha cautivado a millones con sus historias de terror inspiradas en los casos reales de los investigadores paranormales Ed y Lorraine Warren. En su cuarta y última entrega, El Conjuro 4: Últimos Ritos, estrenada el 5 de septiembre de 2025, un espejo maldito se convierte en el eje narrativo, conectando el caso de la familia Smurl con un objeto supuestamente poseído. Pero, ¿cuál es la historia real detrás de este artefacto y qué relación tiene con los eventos de la película?
La trama de la película, dirigida por Michael Chaves, se basa en el caso de la familia Smurl, quienes entre 1974 y 1986 denunciaron fenómenos paranormales en su casa de Chase Street, números 328-330, en West Pittston, Pensilvania. Los Smurl reportaron ruidos inexplicables, olores fétidos, agresiones físicas y hasta ataques sexuales por entidades invisibles. Los Warren, convocados en 1986, identificaron la presencia de cuatro espíritus, incluido un demonio, pero no lograron resolver el caso. La familia recurrió a un exorcismo realizado por un pastor local, que finalmente trajo algo de alivio, aunque los Smurl afirmaron que las perturbaciones persistieron incluso tras mudarse.
El espejo, un elemento central en la película, es presentado como un artefacto maldito que canaliza entidades sobrenaturales. Según la narrativa, este objeto, conocido como el “espejo de los conjuros”, está inspirado en un artículo real almacenado en el Museo del Ocultismo de los Warren, en Connecticut. Aunque no hay registros que confirmen su conexión directa con el caso Smurl, sitios especializados como Factschology relatan la historia de Steven Zellner, un hombre de Nueva Jersey que contactó a los Warren en los años 60 por problemas con un espejo. Zellner afirmó haber usado el objeto para realizar un ritual medieval con el fin de manipular a sus enemigos, desencadenando fenómenos paranormales en su hogar. Ed Warren, según estos relatos, trasladó el espejo al museo tras incidentes como un camión que arrojaba barro a su parabrisas durante el transporte, un evento recreado en la película.
El director Michael Chaves explicó en una entrevista con Entertainment Weekly que el espejo fue elegido como un “contenedor de maldad”, similar a la muñeca Annabelle, para unificar la narrativa de la saga. “Quería que la película se centrara en un artefacto. La idea del espejo conjurador conecta todo el arco narrativo”, afirmó, destacando cómo los guionistas Richard Naing e Ian Goldberg propusieron este objeto como el núcleo de la trama. En una escena post-créditos, se muestra una fotografía real del espejo en el museo de los Warren, acompañado de un texto que lo describe como un instrumento para canalizar energías sobrenaturales durante sesiones espiritistas, reforzando su importancia en la mitología de la franquicia.
Aunque el caso Smurl y el espejo comparten protagonismo en la ficción, no hay evidencia concluyente de que estuvieran relacionados en la vida real. Los escépticos, incluidos vecinos y clérigos de West Pittston, han cuestionado la autenticidad de las experiencias de los Smurl, sugiriendo que podrían haber sido un montaje para obtener beneficios editoriales, como el libro The Haunted (1988), escrito por los Smurl junto a los Warren. Sin embargo, los defensores de los Warren, incluidos los propios afectados, sostienen la veracidad de los fenómenos.
El Conjuro 4: Últimos Ritos utiliza el espejo como una metáfora de los miedos y el pasado que persiguen a los Warren, especialmente a través de su hija Judy, quien enfrenta al demonio en un clímax emocional. La película, que ha recaudado 421.1 millones de dólares a nivel mundial, cierra la saga principal con un homenaje a los Warren, pero deja abierta la posibilidad de nuevos spin-offs, según el creador James Wan.