En solo ocho años, Rosalía ha pasado de ser una artista emergente prácticamente desconocida a consagrarse como el rostro español más buscado no solo sobre los escenarios, sino también en los front rows. La catalana asistió a New York Fashion Week hace unos días, y ahora ha viajado hasta París para presenciar los desfiles de prêt-à-porter más importantes. Y si hay una cita ultradestacada esta temporada en la capital francesa, esa es la presentación de la primera coleccion de Jonathan Anderson; un show que Rosalía no se ha querido perder.
En un giro inesperado de estilo, Rosalía ha dado de qué hablar tras adoptar un atuendo tan acorde con el evento que prácticamente “se mimetizó” con las invitadas presentes. Lo que parecía una elección deliberada ha generado reacciones encontradas: algunos lo interpretan como una muestra de elegancia discreta, mientras otros lo ven como una pérdida de su esencia audaz.
Durante la gala, la cantante optó por colores neutros, líneas suaves y detalles minimalistas que armonizaban con los looks predominantes entre las asistentes. En vez de buscar el protagonismo absoluto, Rosalía pareció preferir una presencia más comedida y elegante. Esta decisión ha dado pie a debates: ¿es un signo de madurez estilística o una manifestación de conformismo visual?

No es la primera vez que la artista experimenta con su imagen. A lo largo de su carrera ha navegado entre lo estridente y lo sobrio, adaptándose según el momento. En esta ocasión, su apuesta por un estilo “camaleónico” llama la atención también por el contraste con sus propuestas más rompedoras bajo la etiqueta “Motomami”, donde la teatralidad, los accesorios llamativos y la audacia eran protagonistas.
En redes sociales la noticia ha corrido rápido: mientras algunos fans celebran su versatilidad y visibilidad discreta, otros critican que pierda parte de su sello distintivo en pos de adaptarse al entorno.
Lo cierto es que, en materia de moda y estética pública, Rosalía sigue siendo una figura que suscita análisis. Con este movimiento más sutil, reafirma que no es solo una artista musical, sino también un personaje que dialoga constantemente con su imagen.
