La presión económica ha provocado un quiebre en la dinámica del paro nacional en Imbabura. Cansados de 12 días de actividades productivas suspendidas, habitantes de San Antonio de Ibarra y Natabuela optaron por desalojar a los manifestantes que bloqueaban la E35, la principal arteria vial de la provincia. La acción ciudadana, que se replicó en ambos sectores, permitió a los servidores policiales retirar piedras, tierra y escombros, y habilitar el tramo Ibarra–Antonio Ante. Los artesanos de la madera en San Antonio de Ibarra y los comerciantes de gastronomía en Natabuela aseguran que la situación es insostenible ante la ausencia de turistas y clientela. Los desalojos se realizaron sin reportar personas agredidas, aunque el ambiente fue de confrontación, con llamados por megáfono a unirse a la “batalla de pueblo contra pueblo”.
En paralelo a la tensión en las vías, la dirigencia indígena experimenta una ruptura interna y defiende su legitimidad. Una Comisión Imbabura de comunidades del pueblo Kichwa anunció que desconoce a Mesía Flores, presidente de la Chijallta FICI, y a Francisco Canterón, presidente del pueblo Kichwa de Otavalo. El manifiesto no firmado atribuye la decisión a la falta de comunicación y coordinación con las bases, y anuncia el reemplazo de los dirigentes, exponiendo divisiones en la estructura de resistencia. Por su parte, Luisa Guitarra, la viuda de Efraín Fuerez, el exdirigente indígena fallecido en Cotacachi, se pronunció para defender la dignidad de su esposo frente a rumores en redes sociales, asegurando que él murió por defender los derechos de su pueblo y que las comunidades no son “terroristas” ni actúan bajo coerción.
Mientras la alcaldesa de Otavalo, Anabel Hermosa, intenta garantizar los servicios básicos y corredores humanitarios mediante el diálogo con los dirigentes, en Ibarra se reporta un leve retorno a la normalidad, con el abastecimiento de combustibles mejorando gracias al arribo de tanqueros por rutas alternas. Sin embargo, la provincia se mantiene en vilo a la espera de las reuniones y anuncios programados para la tarde, que definirán el rumbo de la protesta en este segundo fin de semana de paralización, en medio de un panorama marcado por el agotamiento económico, las confrontaciones civiles y las fracturas políticas.