Virginia Giuffre, la voz más resonante en el escándalo de Jeffrey Epstein, dejó un legado inolvidable antes de su trágico suicidio en abril de 2025: sus memorias póstumas Nobody’s Girl: A Memoir of Surviving Abuse and Fighting for Justice. Publicado seis meses después de su muerte, el libro expone con crudeza los horrores que vivió como adolescente en la red de prostitución y tráfico sexual orquestada por Epstein y Ghislaine Maxwell, y cómo esta tocó a la élite global, desde la realeza británica hasta la política internacional.

Giuffre, quien se convirtió en activista incansable contra el abuso, detalla en sus páginas no solo su dolor personal, sino el engranaje de poder y manipulación que permitió que tales atrocidades prosperaran durante años. “Es un golpe directo a estructuras que parecían intocables”, escribe ella, aludiendo a la realeza, la política y la élite financiera. Su testimonio urge a la justicia y a la acción colectiva contra el tráfico sexual.

El reclutamiento: Una oferta inocente que se convirtió en pesadilla
Todo comenzó en un spa del exclusivo club Mar-a-Lago, propiedad del entonces empresario Donald Trump. Giuffre, apenas una adolescente vulnerable, fue abordada por Ghislaine Maxwell con una promesa tentadora: una carrera prometedora como masajista. “Me dijeron que podría tener una gran carrera, pero todo cambió cuando me pidieron hacer cosas que nunca había imaginado. Fue el comienzo de una pesadilla que me marcó para siempre”, relata en el libro.
La aparente calidez de Maxwell pronto se reveló como una trampa. “Ella parecía amable al principio, pero rápidamente me di cuenta de que estaba atrapada en una red de control y abuso. No era solo trabajo, era esclavitud disfrazada”, confiesa Giuffre. Este reclutamiento fue el primer eslabón en una cadena de explotación que involucró viajes, tecnología de vigilancia y un sistema diseñado para mantener el silencio.

Los encuentros con el príncipe Andrés: Un “derecho de nacimiento”
Uno de los capítulos más escalofriantes detalla los abusos sexuales forzados que Giuffre sufrió a manos del príncipe Andrés de York, cuando ella tenía 17 años y él, 41. Fueron tres episodios documentados: el primero en Londres en 2001, seguido de uno en Nueva York un mes después, y un tercero en la isla privada de Epstein en las Islas Vírgenes.
En el encuentro neoyorquino, Epstein y Maxwell la presentaron al duque como “Jenna”, su apodo infantil. “Adivina la edad de Jenna”, le dijo Maxwell al príncipe, quien respondió: “Mis hijas son apenas algo más pequeñas que tú”. La británica remató con una broma siniestra: “Vamos a tener que intercambiarla pronto”, aludiendo a que Giuffre ya se estaba “haciendo mayor”. Tras la noche, Giuffre recuerda al príncipe como “suficientemente amable, pero muy consciente de sus privilegios. Creía que tener sexo conmigo era su derecho de nacimiento”.
A la mañana siguiente, Epstein la recompensó con 15 mil dólares. “Lo has hecho muy bien. El príncipe se ha divertido”, le dijo. La foto de ese segundo encuentro en Nueva York —donde Giuffre aparece sonriendo junto al príncipe— fue desacreditada por Andrés en una entrevista con la BBC en 2019, alegando que era falsa. Hoy, el libro la reivindica como prueba irrefutable de su trauma.

El asalto de un “primer ministro muy conocido”: La agresión que la dejó inconsciente
Giuffre no se limita a la realeza; revela otro trauma devastador a los 18 años, en la isla de Epstein. Allí, un político de alto perfil —identificado en documentos judiciales y testimonios previos como el ex primer ministro israelí Ehud Barak— la agredió brutalmente. “Fue violada de manera tan extrema que la dejó inconsciente y gravemente herida”, narra el libro, convirtiendo este episodio en un punto de quiebre en su vida de explotación.

Chantaje, vigilancia y el rol de Epstein como titiritero
Más allá de los abusos individuales, Giuffre expone el núcleo oscuro de la operación: el chantaje. Epstein no solo facilitaba encuentros sexuales con poderosos; los grababa. “Hablaba de ‘videotapes’ y de ‘favores’ que los poderosos le debían”, escribe. Ella misma fue forzada a reclutar a otras jóvenes, un acto que califica como “la peor cosa que he hecho en mi vida”. Detalla los sistemas de control —cámaras ocultas, jets privados y una red global— que mantenían todo en las sombras.

El enigma de Epstein: Suicidio o encubrimiento?
Jeffrey Epstein, el financiero que tejó esta telaraña, fue arrestado en julio de 2019 por cargos federales de trata de personas y explotación sexual de menores. Su muerte en una celda de Nueva York, un mes después, fue declarada suicidio, pero irregularidades en la vigilancia alimentaron teorías de conspiración. “Su testimonio podría haber hundido a muchos influyentes”, reflexiona Giuffre. Las investigaciones continúan: Maxwell fue condenada a 20 años de prisión en 2022 por su rol en la red.
El libro de Giuffre no es solo un relato de supervivencia; es un llamado a desmantelar el abuso de poder. Como ella misma concluye: “Luché por justicia, y ahora es tu turno”. En un mundo donde los poderosos aún parecen intocables, Nobody’s Girl podría ser el catalizador para más revelaciones.
