La violencia política en Michoacán alcanzó niveles alarmantes durante la administración del gobernador Alfredo Ramírez Bedolla. De acuerdo con reportes oficiales y medios locales, siete alcaldes han sido asesinados, cinco han sufrido ataques armados y uno permanece desaparecido desde 2021.
El caso más reciente fue el del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo Rodríguez, quien murió tras ser baleado durante un acto público frente a cientos de personas. Su crimen se suma a una cadena de atentados que reflejan el deterioro de la seguridad en la región.
Organismos civiles y representantes de la Iglesia mexicana advierten que el Estado ha perdido control en amplias zonas dominadas por grupos criminales. La falta de resultados concretos en materia de seguridad ha desatado fuertes críticas al gobierno estatal y ha reabierto el debate sobre la protección de autoridades locales.
