Netflix ha desvelado un impactante time-lapse que documenta las más de diez horas diarias que Jacob Elordi invirtió en transformarse en el icónico monstruo de Frankenstein, bajo la dirección de Guillermo del Toro. Lejos del CGI, la producción apostó por efectos prácticos que requirieron 54 piezas de silicón —42 para el cuerpo y 14 para cabeza y cuello— aplicadas en unas 50 sesiones, sumando 500 horas totales en la silla de maquillaje.

El encargado de esta metamorfosis fue el maestro de prótesis Mike Hill, quien trabajó mano a mano con Del Toro para crear una criatura que no es un zombi grotesco, sino una víctima trágica con alma. “Queríamos que todo se sintiera real y tangible. Si hubiéramos abusado de los efectos digitales, se habría destruido la ilusión”, explicó Hill a Variety.

Un detalle clave: los ojos de Elordi se mantuvieron intactos, salvo por un sutil lente de contacto marrón en uno de ellos, para preservar la humanidad del personaje. “Si el rostro se vuelve caricaturesco, la mirada pierde poder”, justificó Hill.

El diseño refleja un cuerpo ensamblado con fragmentos humanos, con costuras visibles que delatan su origen artificial. “Al verlo, uno debe saber inmediatamente que fue diseñado y confeccionado”, detalló el artista a Elle. Sin embargo, la actuación de Elordi trasciende lo físico: “Podemos ver cómo pierde sus rasgos humanos, pero sigue siendo profundamente conmovedor”.

En esta versión, Oscar Isaac encarna al doctor Victor Frankenstein, obsesionado con vencer a la muerte. Del Toro, quien ha calificado el proyecto como uno de sus más personales, materializa su visión del clásico de Mary Shelley (1818) con un elenco estelar y un maquillaje que convierte la artesanía en poesía visual.

La película ya está disponible en Netflix.








