Estados Unidos acuñó su última moneda de un centavo, poniendo fin a una tradición monetaria de 232 años. La medida tiene como principal objetivo reducir el gasto gubernamental, ya que esta denominación había perdido su rentabilidad y su relevancia con el paso del tiempo. La decisión de detener la producción fue impulsada por una solicitud del presidente Donald Trump al Departamento del Tesoro en febrero. El mandatario argumentó que la acuñación de centavos era un “desperdicio total” para el país, ya que el costo de fabricación había escalado en la última década de 1,42 a 3,69 centavos por unidad, volviendo insostenible su producción.
La última moneda fue estampada por el tesorero de Estados Unidos, Brandon Beach, en Filadelfia. A pesar del cese en la producción, la moneda mantendrá su condición de curso legal y su legado perdurará, según la directora interina de la Casa de la Moneda, Kristie McNally. Actualmente, circulan alrededor de 300.000 millones de centavos en el país. El centavo fue autorizado por primera vez en 1792. Las primeras monedas se hicieron de cobre puro, mientras que las actuales son más pequeñas y están compuestas de zinc recubierto de cobre.








