El Zócalo capitalino se convirtió en escenario de un prolongado enfrentamiento entre un grupo de encapuchados y cientos de policías capitalinos al finalizar las movilizaciones convocadas por la Generación Z y el Movimiento del Sombrero. Las dos marchas reunieron, según cifras oficiales, a unas 17 mil personas y transcurrieron de forma pacífica hasta que los contingentes ingresaron a la Plaza de la Constitución. Allí, individuos con el rostro cubierto llamaron a derribar las vallas metálicas que resguardaban el Palacio Nacional y la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
Los encapuchados utilizaron esmeriles eléctricos, tijeras cortacadenas y cuerdas para lograr derribar las estructuras, una situación inédita para las vallas que se han usado durante años en las protestas. El grupo de choque superó por momentos en número a los uniformados, quienes intentaron disuadir a los agresores con polvo de extinguidor. Los disturbios se prolongaron por más de tres horas y culminaron con el repliegue de los manifestantes por parte de los policías, quienes usaron escudos y toletes para desalojar la plancha. El saldo oficial reportado por las autoridades fue de cien agentes heridos y se señalaron excesos en el uso de la fuerza pública durante el desalojo.








