Las acciones estadounidenses cerraron con fuertes retrocesos en Wall Street, siguiendo la oleada de ventas que sacudió previamente a los mercados de ASIA y EUROPA. Los principales indicadores bursátiles registraron caídas significativas: el S&P 500 retrocedió un 0,8%, el Dow Jones Industrial Average bajó un 1,1% y el tecnológico Nasdaq Composite cayó un 1,2%. Esta jornada de pérdidas subraya la creciente incertidumbre entre los inversores internacionales, quienes reevalúan dos factores cruciales. En primer lugar, existe una profunda duda sobre la dirección que tomará la política monetaria de la Reserva Federal (Fed) de ESTADOS UNIDOS en diciembre, ante la posibilidad de que no se produzcan los esperados recortes de tipos de interés. En segundo lugar, el apetito por el riesgo se ha deteriorado debido a la preocupación persistente de que las acciones de empresas ligadas al auge de la inteligencia artificial, como Nvidia, se hayan disparado en exceso. El temor a una corrección se amplía, extendiéndose incluso al mercado de criptomonedas, donde el bitcoin cayó brevemente por debajo de la marca de los noventa mil dólares por primera vez en siete meses.
A pesar del pánico bursátil, el mercado energético mostró un comportamiento diferente, con una subida en los precios del petróleo. El barril de Brent superó los sesenta y cuatro dólares y el West Texas Intermediate (WTI) se ubicó por encima de los sesenta dólares, impulsados en parte por las sanciones occidentales a RUSIA. No obstante, un factor adicional que influyó en este repunte fue el anuncio del presidente Donald Trump sobre el inicio de entrevistas para seleccionar al próximo líder de la Reserva Federal, sucediendo a Jerome Powell. Este movimiento sugiere una posible orientación de la política monetaria hacia tasas más bajas, lo cual tradicionalmente estimula la demanda de petróleo y ejerce presión alcista sobre sus precios. Analistas advierten que, si bien la noticia de una potencial reducción en los costos de endeudamiento dio un empujón al mercado petrolero, los inversores globales se mantienen cautelosos. La combinación de la incertidumbre en la Fed y las altas valoraciones de la tecnología mantienen a los mercados bursátiles globales en un estado de nerviosismo y volatilidad.








