El Gobierno de Bolivia se prepara para anunciar formalmente el regreso de la Administración de Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos, a casi dos décadas de su salida del país. Esta decisión, anticipada por la vocera presidencial Carla Faval, marca un cambio sustantivo en la relación bilateral y en la estrategia boliviana de lucha contra el narcotráfico. Se espera que el presidente Rodrigo Paz ofrezca un comunicado detallado sobre las fechas y los términos operativos del retorno de la agencia estadounidense en los próximos días.
Esta nueva política bilateral se consolida en las primeras semanas de la Administración Paz, que prometió reconstruir relaciones internacionales. El presidente electo ya había viajado a Estados Unidos para reunirse con representantes de la Administración Trump y organismos multilaterales, buscando asegurar el suministro de combustibles y aliviar la escasez de divisas. La normalización de las relaciones diplomáticas avanzó con la asistencia del subsecretario de Estado estadounidense, Christopher Landau, a la investidura de Paz, donde se acordó una hoja de ruta para la eventual restitución de embajadores, puesto que ambos países mantienen representaciones a nivel de encargados de negocios desde dos mil ocho. La fractura se dio ese año cuando el entonces presidente Evo Morales expulsó al embajador estadounidense y, posteriormente, a la DEA, a la que acusó de supuesta conspiración. El retorno de la DEA reabre un debate interno, ya que la Constitución boliviana prohíbe la presencia de fuerzas extranjeras armadas en su territorio.








