El expresidente Rafael Correa, líder del movimiento Revolución Ciudadana (RC), elevó el tono de la disputa interna en su organización al declarar su oposición pública a cualquier figura que considere “tibia” o con “innobles contemporizaciones”. La arremetida de Correa ocurre luego de que el alcalde de Quito, Pabel Muñoz, expresara su respaldo abierto a la prefecta del Guayas, Marcela Aguiñaga, quien ha sido objeto de las críticas del exmandatario. Correa fue categórico al señalar que “es mejor perder todos los gobiernos locales que perder nuestros principios”, marcando una clara distancia de las autoridades locales que han intentado conciliar posiciones o establecer alianzas con figuras de otros movimientos. La fractura se evidenció tras una reunión entre Aguiñaga y la prefecta de Cotopaxi, Lourdes Tibán, y el alcalde de Guayaquil, Aquiles Alvarez, cuyo propósito declarado fue la creación de una mancomunidad técnica para la cuenca del río Guayas.
La respuesta de Correa refuerza su advertencia anterior de oponerse a una eventual reelección de Aguiñaga en 2027, lo que agrava la tensión antes de la convención de la RC prevista para enero. Por su parte, Pabel Muñoz defendió la trayectoria de Marcela Aguiñaga como una de las mujeres que más ha defendido el proceso de la Revolución Ciudadana. Muñoz minimizó la controversia, defendiendo que el reciente revés del gobierno en la consulta popular fue una “victoria ciudadana” y no una victoria de la RC, por lo que el debate debe centrarse en la convención para salir con posturas unificadas. Correa, sin embargo, busca asegurarse de que las futuras candidaturas, que se decidirán mediante primarias masivas a través de una aplicación del movimiento, estén alineadas estrictamente con sus principios. El exmandatario no solo revalida su rol como jefe político, sino que impone un ultimátum ideológico para definir el rumbo del movimiento.








