La mañana del domingo 21 de diciembre de 2025, los habitantes de la cooperativa Horizontes del Fortín, en el noroeste de Guayaquil, vivieron escenas de terror al descubrirse los restos de tres menores de edad en el interior de una vivienda abandonada. Las víctimas, identificadas como Anthony (16 años), Michael (16) y Diego (15), habían sido secuestradas el jueves anterior mientras se encontraban cerca de la estación de la línea 112. Según relatos de los familiares, sujetos armados los interceptaron y se los llevaron por la fuerza en una tricimoto. Tras días de búsqueda angustiante y una denuncia presentada ante la Fiscalía, el fuerte olor que emanaba del domicilio alertó a los vecinos, quienes dieron aviso a la Policía Nacional sobre la macabra escena.
Los cuerpos fueron hallados desmembrados y distribuidos en cuatro sacos de yute que contenían extremidades y cabezas, mientras que los torsos permanecían a un costado. El sector donde ocurrió el hallazgo pertenece al distrito Nueva Prosperina, una de las zonas con mayores índices de violencia en Ecuador, que registra más de 600 asesinatos en lo que va del año. Los familiares de Anthony lograron identificarlo en el Laboratorio de Criminalística gracias a las prendas de vestir que llevaba puestas ese día. Mientras las autoridades recaban indicios para dar con los responsables, la comunidad guayaquileña permanece conmocionada por la crueldad del crimen, que apaga la vida de jóvenes que, como en el caso de Anthony, soñaban con terminar sus estudios y dedicarse al baile.








