Familias migrantes en los Estados Unidos enfrentan este 24 de diciembre de 2025 una de las festividades más amargas de las últimas décadas, marcada por el miedo constante a las deportaciones y la fractura de sus hogares. Según datos recientes del Deportation Data Project, más de 220 mil personas han sido arrestadas por agentes de la Oficina de Migración y Aduanas (ICE) desde el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. Bajo una política migratoria endurecida que incluye redadas masivas en ciudades principales y operativos constantes en estados fronterizos como Arizona, miles de familias pasarán la Nochebuena con sillas vacías, rogando por ser “invisibles” ante las autoridades federales para evitar ser los próximos en la lista de expulsión.
Historias como la de María Ramos, quien perdió a su esposo e hijo tras ser detenidos mientras trabajaban en Tucson, reflejan la vulnerabilidad de una comunidad que lleva décadas contribuyendo al país. Paralelamente, la administración actual ha impulsado programas de autodeportación a través de incentivos económicos, lo que ha llevado a casi dos millones de migrantes a abandonar el territorio voluntariamente por temor a ser deportados a la fuerza. En un contexto de incertidumbre legal y despliegue de tropas, la Navidad de 2025 se ha convertido para muchos en un símbolo de resistencia y angustia, donde el anhelo de reencontrarse con sus seres queridos se ve opacado por la sombra de una crisis humanitaria que no da tregua en las vísperas de Año Nuevo.








