El mensaje navideño de este dos mil veinticinco se produce en uno de los momentos más tensos del conflicto, tras una serie de ataques aéreos masivos que Zelenski calificó como actos de “impíos” que no tienen relación alguna con la fe ni con la humanidad.
🗨️ Un deseo bajo “los cielos abiertos”
Zelenski utilizó una antigua creencia ucraniana para enmarcar su discurso:
- La tradición: El mandatario recordó que, según la fe popular, en Nochebuena “los cielos se abren” y Dios escucha las plegarias más profundas de los hombres.
- El deseo nacional: “Hoy tenemos un solo sueño y un solo deseo para todos”, expresó Zelenski, refiriéndose explícitamente al deceso de Putin como el anhelo compartido por una nación bajo fuego.
- El fin de la guerra: Más allá del deseo personal hacia el líder del Kremlin, el presidente pidió “algo más”: el cese de las hostilidades y la recuperación definitiva de la paz en territorio ucraniano.
🚀 “Así atacan los impíos”: Crítica a los bombardeos
El discurso vinculó la retórica religiosa con la realidad militar inmediata que enfrenta Ucrania:
- Ataques masivos: El mandatario denunció que, en plena víspera navideña, Rusia lanzó cientos de drones Shahed, misiles balísticos y misiles hipersónicos Kinzhal.
- Deshumanización del agresor: Zelenski afirmó que quienes ordenan estos ataques no tienen nada en común con el cristianismo: “Así actúan quienes no tienen absolutamente nada de humano”.
- Resistencia espiritual: Aseguró que, a pesar de la destrucción física, la ocupación rusa ha fracasado en lo más importante: “No pueden bombardear ni ocupar el corazón ucraniano”.
🤝 Unidad en la distancia
El presidente también dedicó palabras a las familias fragmentadas por la invasión, que ha desplazado a millones de personas dentro y fuera del país:
- Reconoció que muchos hogares no pueden reunirse físicamente debido a la guerra y la destrucción.
- Instó a mantener la identidad y el sentido de pertenencia, asegurando que la fe y la cultura compartida son los pilares que mantienen a Ucrania en pie tras casi cuatro años de invasión a gran escala.
Este mensaje, uno de los más directos y personales del mandatario desde que comenzó la guerra en febrero de dos mil veintidós, refleja el agotamiento y la firmeza de una nación que celebra la Navidad bajo el constante asedio de los misiles.








