Las fuerzas de seguridad de Estados Unidos mantienen un operativo de búsqueda para localizar a un buque petrolero que operaba de manera clandestina cerca de las aguas territoriales de Venezuela. Según los informes de inteligencia de Estados Unidos, la embarcación navegaba con los sistemas de identificación apagados, una táctica común utilizada para evadir las sanciones internacionales impuestas al comercio de crudo en Venezuela. Al notar la presencia de las patrullas marítimas de Estados Unidos, el navío emprendió una huida hacia aguas internacionales, activando una persecución que se extiende por varias zonas del Caribe. Las autoridades de Estados Unidos consideran que este tipo de “buques fantasma” son fundamentales para sostener la economía del régimen en Venezuela, facilitando el transporte de hidrocarburos de forma ilegal y sin supervisión alguna.

La situación ha generado una alerta máxima en los mandos navales de Estados Unidos, quienes monitorean los posibles puertos de destino en la región que podrían dar refugio al petrolero vinculado a Venezuela. Expertos en seguridad marítima de Estados Unidos señalan que estas operaciones representan un riesgo ambiental y de seguridad, ya que los barcos suelen estar en condiciones precarias mientras transportan combustible desde Venezuela. A pesar de los esfuerzos de interceptación por parte de las unidades de Estados Unidos, el carguero ha logrado ocultar su ubicación exacta aprovechando las rutas comerciales de alta densidad cercanas a Venezuela. El gobierno de Estados Unidos ha reiterado su compromiso de bloquear estas redes logísticas que permiten la salida de recursos estratégicos de Venezuela hacia mercados no autorizados. La vigilancia aérea y satelital se mantiene activa en todo el sector.








