El Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), que brinda apoyo a unos 42 millones de personas en Estados Unidos, entrará en una fase de transformación durante el año 2026. Según las nuevas directrices, los beneficiarios verán un incremento en los montos máximos de ayuda debido al ajuste por el costo de vida. Bajo este nuevo esquema, los hogares unipersonales podrán percibir hasta 298 dólares, mientras que las familias de cuatro integrantes alcanzarán un tope de 994 dólares mensuales, con ajustes adicionales para zonas como Alaska y Hawái.
Uno de los puntos más críticos de la reforma es el endurecimiento de los requisitos laborales. A partir de 2026, los adultos sanos de entre 18 y 64 años que no tengan dependientes deberán acreditar al menos 80 horas de trabajo mensuales para mantener su elegibilidad. Quienes no cumplan con esta jornada mínima solo podrán recibir el beneficio durante tres meses en un periodo de tres años. Además, se eliminan exenciones para veteranos y personas sin hogar, manteniendo el beneficio especial únicamente para quienes tengan hijos menores de 14 años.
La actualización del programa también contempla una revisión de los productos permitidos y los criterios de cálculo económico. Se espera que diversos estados implementen restricciones más severas contra la compra de “comida chatarra”, como refrescos y dulces, priorizando alimentos de alto valor nutricional. Por otro lado, los gastos de internet comenzarán a considerarse servicios esenciales dentro del cálculo de gastos del hogar, lo que podría facilitar que más familias mantengan su elegibilidad frente a la inflación de los servicios básicos.
Finalmente, el programa enfrentará un cambio en su gestión financiera a partir de octubre de 2026. Los estados deberán asumir el 75 por ciento de los costos administrativos, en comparación con el 50 por ciento actual. Esta medida obligará a las administraciones locales a optimizar sus operaciones o buscar nuevas fuentes de financiamiento para evitar el recorte de programas complementarios, marcando un desafío logístico para la red de protección social estadounidense.








