La adicción a las drogas en adolescentes se ha convertido en un problema crítico en Ecuador, con un aumento alarmante en el consumo de sustancias como marihuana, alcohol e inhalantes, según estudios recientes. En el país, el 17% de los adolescentes reporta haber consumido alguna droga, un porcentaje que supera el promedio latinoamericano del 24%. Factores como la disfunción familiar, la presión de grupos sociales y la falta de información sobre los riesgos contribuyen a esta tendencia. Este fenómeno no solo afecta la salud física y mental de los jóvenes, sino que también compromete su desarrollo académico y social, generando preocupación en familias y autoridades.
El consumo de drogas en la adolescencia es especialmente peligroso porque el cerebro, aún en desarrollo hasta los 25 años, es más vulnerable a los efectos de las sustancias psicoactivas. La marihuana, la droga más consumida entre los adolescentes ecuatorianos, contiene THC, un compuesto que altera la memoria, el aprendizaje y el control del comportamiento. El alcohol, otro factor común, puede llevar a conductas de riesgo y dependencia a largo plazo. En Ecuador, datos de 2005 del CONSEP revelaron que el 60,7% de los jóvenes probaron alcohol entre los 15 y 19 años, una tendencia que persiste y se agrava en contextos de pobreza y marginalidad.
Las causas de la adicción en adolescentes son multifactoriales. La falta de apoyo familiar, como en casos de hogares disfuncionales, deja a los jóvenes expuestos a influencias negativas. Entornos sociales desfavorecidos, donde el tráfico y consumo de drogas son visibles, también juegan un rol clave. Además, la baja autoestima y el deseo de aceptación en grupos de pares empujan a muchos a experimentar con sustancias. En Ecuador, investigaciones han identificado que la ausencia de programas educativos efectivos en escuelas agrava el problema, dejando a los adolescentes sin herramientas para resistir la presión social.
La prevención es la estrategia más efectiva para combatir este flagelo. Los programas escolares deben enfocarse en desarrollar habilidades sociales y emocionales, enseñando a los jóvenes a manejar el estrés y a tomar decisiones responsables. En Ecuador, el Ministerio de Educación ha sido criticado por no implementar acciones conjuntas con actores sociales para contrarrestar el aumento de adicciones. Sin embargo, iniciativas como las de la Unidad Educativa en Santo Domingo de los Tsáchilas, donde se aplicaron encuestas y entrevistas para diseñar propuestas educativas, muestran que la escuela puede ser un espacio clave para fomentar la resiliencia y reducir el consumo.
El tratamiento de la adicción requiere un enfoque integral. El Ministerio de Salud Pública lidera la red de Centros Especializados de Tratamiento a Personas con Consumo Problemático de Alcohol y otras Drogas (CETAD), con 12 centros a nivel nacional que ofrecen 473 camas para atención gratuita. Estos centros brindan terapias individuales, grupales y familiares, además de actividades de integración social, con una duración máxima de seis meses. Para acceder, los ciudadanos pueden llamar al 171, opción 1, y agendar una evaluación psicológica en el centro de salud más cercano, evitando que el tratamiento residencial sea la primera opción.
La familia desempeña un rol crucial tanto en la prevención como en el tratamiento. Un diálogo abierto entre padres e hijos puede reducir el riesgo de consumo, mientras que establecer límites claros fomenta conductas responsables. Los padres deben conocer las actividades y amistades de sus hijos, sin caer en un control excesivo que pueda generar rebeldía. Programas como el Taller para Familiares de la Comisión Nacional contra las Adicciones en México, que podría adaptarse en Ecuador, entrenan a los seres queridos para apoyar a los adolescentes en recuperación, promoviendo un ambiente familiar saludable.
La sociedad también tiene una responsabilidad compartida. Los medios de comunicación, las comunidades y las organizaciones no gubernamentales deben colaborar en campañas de concienciación que informen sobre los peligros del consumo de drogas. En Ecuador, la falta de datos actualizados desde 2016, según la UNODC, dificulta la creación de políticas efectivas. El Ministerio de Salud planea actualizar estas estadísticas en 2025, un paso necesario para diseñar intervenciones basadas en evidencia. Mientras tanto, la detección precoz y la intervención temprana en adolescentes vulnerables son esenciales para evitar consecuencias graves.
Combatir la adicción a las drogas en adolescentes requiere un esfuerzo colectivo y sostenido. Desde fortalecer el sistema educativo hasta ampliar el acceso a tratamientos especializados, Ecuador enfrenta el desafío de proteger a su juventud. Las familias, las escuelas y el Estado deben unir fuerzas para ofrecer a los adolescentes un futuro libre de adicciones, apostando por la prevención, la educación y la empatía como herramientas transformadoras. La acción inmediata es crucial para revertir esta tendencia y garantizar el bienestar de las nuevas generaciones.