La Asamblea Nacional de Ecuador, que se instalará el 14 de mayo de 2025, elegirá a su nuevo presidente entre 151 legisladores, con Annabella Azín (ADN) y Viviana Veloz (RC-RETO) como las principales candidatas. Azín, madre del presidente Daniel Noboa y líder de la lista más votada de Acción Democrática Nacional (ADN), cuenta con el respaldo de los 66 asambleístas de su bancada, que la ven como una figura de experiencia política y cercanía al Ejecutivo. Veloz, por su parte, representa a la Revolución Ciudadana-Renovación Total (RC-RETO), con 67 curules, y es respaldada por el correísmo por su trayectoria legislativa y liderazgo en la Asamblea saliente.
Otros nombres han surgido como posibles candidatos, dependiendo de las negociaciones entre las bancadas. Niels Olsen, exministro de Turismo y asambleísta electo por ADN, ha sido mencionado como una alternativa si Azín declina, destacando por su perfil técnico y experiencia en el sector privado. Esteban Torres, también de ADN, aparece como otra opción, aunque con menos fuerza. Desde el Partido Social Cristiano (PSC), con solo cuatro curules, Alfredo Serrano podría postularse, pero su probabilidad es baja debido a la limitada representación de su partido. Pachakutik, con nueve legisladores, podría inclinar la balanza, ya que ninguna bancada tiene mayoría absoluta (77 votos).
La elección del presidente dependerá de acuerdos políticos, especialmente entre ADN y RC-RETO, que juntos controlan casi el 90% de los escaños. ADN busca consolidar su influencia con Azín, quien tiene antecedentes como candidata vicepresidencial y constituyente, además de su rol en la fundación Cruzada Nueva Humanidad. Veloz, exvicepresidenta de la Asamblea y una de las figuras más visibles del correísmo, apuesta por una agenda de fiscalización y oposición al gobierno de Noboa. La sesión inaugural será presidida por Azín, con Raúl Chávez (RC-RETO) como subdirector y Serrano (PSC) como secretario, según los resultados electorales.
El contexto político añade complejidad a la elección. La falta de una mayoría clara obliga a ambas bancadas a negociar con Pachakutik o el PSC, lo que podría implicar concesiones en comisiones legislativas o vicepresidencias. Además, la polarización entre el oficialismo y el correísmo, evidenciada en debates recientes sobre dolarización y seguridad, dificulta los consensos. La presidencia de la Asamblea, un cargo clave para definir la agenda legislativa y la relación con el Ejecutivo, será un reflejo de las dinámicas de poder en el nuevo periodo 2025-2029, mientras Ecuador enfrenta desafíos económicos y de seguridad.
