La bomba GBU-57, conocida como Penetrador Masivo de Artillería (MOP) o “rompebúnker”, ha resurgido en el debate internacional debido al conflicto Israel-Irán. Este arma de 14 toneladas, guiada por GPS, está diseñada para destruir búnkeres y túneles subterráneos reforzados, alcanzando hasta 60 metros de profundidad, según expertos citados por T13.
Desarrollada por Estados Unidos y utilizada en Afganistán e Irak, la GBU-57 combina explosivos y químicos para penetrar la tierra, generando explosiones progresivas hasta detonar su carga principal. Su capacidad ha evolucionado desde los 40 metros iniciales a más de 60, lo que la hace ideal para atacar instalaciones nucleares como Fordo, el segundo sitio de enriquecimiento de uranio de Irán, según Infobae.
El bombardero furtivo B-2 Spirit es el único avión estadounidense configurado para desplegar esta bomba, que pesa 13.600 kilos y mide 6,2 metros, con una ojiva de 2.600 kilos, según RT en Español. Fordo, excavado en una montaña con túneles protegidos por hasta 300 pies de roca, es un objetivo estratégico para Israel, que busca neutralizar el programa nuclear iraní.
El embajador iraní ante la ONU en Ginebra, Ali Bahreini, afirmó el 18 de junio que Irán no abandonará su programa de enriquecimiento, insistiendo en su propósito pacífico. Sin embargo, los ataques israelíes contra instalaciones como Natanz intensifican las tensiones, poniendo a la GBU-57 en el centro de especulaciones sobre un posible uso en Fordo.
Apodada “el padre de todas las bombas”, la GBU-57 representa una herramienta clave en la estrategia militar de EE. UU. contra objetivos fortificados. Aunque cualquier bombardero podría teóricamente llevarla, solo el B-2 está habilitado, según Los Angeles Times, lo que subraya su exclusividad y el papel crítico de EE. UU. en el conflicto.
