El 12 de mayo de 2025, un bombardeo del Ejército birmano contra una escuela en Depeyin, región de Sagaing, dejó al menos 20 muertos, incluyendo niños de 6 a 15 años, y dos profesores, según una organización civil y medios locales como Myanmar Now, que elevan la cifra a 30. El ataque, ocurrido a las 10:00 (3:30 GMT), rompió el alto el fuego decretado hasta el 31 de mayo tras el terremoto de marzo que mató a 3.700 personas en la zona.
El Comité de Representantes de la Asamblea de la Unión (CRPH) y el Gobierno de Unidad Nacional (NUG) condenaron el “brutal crimen de guerra”, exigiendo acción internacional contra la junta militar, en el poder desde el golpe de 2021. La ONU y guerrillas étnicas acusan al régimen de cientos de ataques pese a la tregua, en un conflicto que Amnistía Internacional describe como “indiscriminado y mortífero”. Sagaing, bastión rebelde, ha sido clave en la resistencia contra el Tatmadaw.
El golpe militar acabó con una década de transición democrática, intensificando la guerra de guerrillas. La junta justifica estos ataques alegando presencia de insurgentes, pero la oposición lo niega, señalando civiles como blancos. La comunidad internacional, incluida la ONU, pide rendición de cuentas por los crímenes de guerra.