En un operativo coordinado en Culiacán, Sinaloa, fuerzas federales mexicanas detuvieron a Jesús Guzmán Castro, alias “El Chuy” o “Narizón”, identificado como un operador de alto rango del Cártel de Sinaloa vinculado a la facción de “Los Mayos”, liderada por Ismael “El Mayo” Zambada. La captura, anunciada por el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, se llevó a cabo con la participación de la Secretaría de Marina, la Secretaría de la Defensa Nacional, la Guardia Nacional y la Fiscalía General de la República (FGR).
Guzmán Castro, sobre quien pesaba una orden de aprehensión con fines de extradición a Estados Unidos, enfrenta cargos por conspiración y distribución de cocaína hacia el país vecino. Según reportes, el detenido desempeñaba un rol clave en la logística de trasiego de drogas y era considerado un generador de violencia en la región. Su arresto representa un nuevo golpe a la estructura del Cártel de Sinaloa, una de las organizaciones criminales más poderosas y violentas del mundo, señalada por el gobierno estadounidense como la principal responsable del tráfico de fentanilo.
El operativo, ejecutado en una de las zonas de mayor influencia del cártel, destaca por su precisión y la ausencia de enfrentamientos reportados. Guzmán fue trasladado bajo estrictas medidas de seguridad para ser puesto a disposición de la FGR, que iniciará el proceso de extradición conforme a los tratados bilaterales entre México y Estados Unidos. Este caso se suma a recientes detenciones de figuras clave del narcotráfico, como Rafael Caro Quintero y Ovidio Guzmán, reflejo de la intensificación de la cooperación entre ambos países para combatir el crimen organizado.
La captura de “El Chuy” ocurre en un contexto de creciente presión internacional sobre México para frenar el flujo de drogas sintéticas, especialmente el fentanilo, que ha desatado una crisis de salud pública en Estados Unidos. Mientras las autoridades celebran este logro, persisten los desafíos para desmantelar las redes del Cártel de Sinaloa, cuya influencia sigue marcando la dinámica de violencia en el noroeste mexicano.
