La preparación del cónclave para elegir al sucesor del papa Francisco, fallecido el 21 de abril de 2025, se ve marcada por una polémica protagonizada por el cardenal italiano Angelo Becciu. Condenado en 2023 a cinco años y medio de prisión por un tribunal vaticano por delitos financieros, incluyendo malversación en la compra de un edificio de lujo en Londres, Becciu fue despojado de sus derechos cardenalicios por Francisco en 2020. Sin embargo, el cardenal de 76 años insiste en su derecho a participar en la elección papal, argumentando que no se le notificó formalmente la pérdida de sus prerrogativas. Según Becciu, su asistencia a una reciente asamblea de cardenales y la falta de una orden escrita explícita del papa avalan su posición.
El Vaticano, que lista a 135 cardenales electores menores de 80 años, considera a Becciu como no elector, lo que implica su exclusión del cónclave. Esta situación ha generado tensiones, y la decisión final recaerá en el decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, durante las reuniones previas al cónclave, previstas para inicios de mayo.
El caso de Becciu, quien fue una figura clave en la Secretaría de Estado vaticana, refleja las divisiones internas en la Iglesia y plantea interrogantes sobre la aplicación de las normas canónicas. Mientras tanto, los cardenales se preparan para un cónclave que, con representantes de 71 países, será uno de los más diversos en la historia de la Iglesia Católica.