Fuentes diplomáticas árabes revelan que, tras el alto al fuego entre Irán e Israel el 24 de junio de 2025, China comenzó a entregar sistemas de defensa antiaérea HQ-9B a Teherán, en un intercambio por petróleo iraní, según Israel Hayom. Este trueque permite a Irán evadir sanciones internacionales, mientras China, que compra el 90% de su petróleo, refuerza su influencia regional.
Durante la Guerra de los Doce Días, las defensas aéreas iraníes sufrieron daños significativos por ataques israelíes, evidenciando la superioridad aérea de Tel Aviv. Los misiles HQ-9B, de largo alcance, buscan reemplazar los sistemas destruidos, como el ruso S-300, y fortalecer la capacidad de Irán contra amenazas aéreas.
El acuerdo refleja una creciente cooperación militar entre China e Irán, que incluye suministros de materiales para misiles balísticos. La eficacia de los sistemas chinos, demostrada en el conflicto India-Pakistán, eleva la relevancia del HQ-9B, capaz de interceptar aviones y misiles con un alcance de hasta 250 km.
Estados Unidos y sus aliados han sido informados de estas entregas, que generan preocupación en Washington y Tel Aviv por el fortalecimiento militar iraní. Ni China ni Irán han confirmado oficialmente el número de baterías transferidas, pero el trueque petróleo-misiles subraya la estrategia de Teherán para reconstruir sus defensas.
Este movimiento se da en un contexto de tensiones regionales, con Irán buscando contrarrestar la vulnerabilidad expuesta en el conflicto. La adquisición de tecnología china, incluyendo posibles negociaciones por cazas J-10C, indica un giro hacia Pekín ante las demoras de Rusia en entregas como los Su-35.
El intercambio petróleo-misiles no solo reconfigura el equilibrio militar en Oriente Medio, sino que posiciona a China como un actor clave en la región, desafiando la influencia de potencias occidentales y rusas.
