El apagón masivo del 28 de abril de 2025 en la Península Ibérica, que dejó sin electricidad a España, Portugal y parte de Francia, ha sido vinculado a la muerte de al menos cinco personas, según investigaciones preliminares. En Taboadela, Ourense, un matrimonio de 81 y 77 años y su hijo de 56 fallecieron por intoxicación con monóxido de carbono, presuntamente por un generador usado para un respirador médico. En Alzira, Valencia, una mujer de 46 años murió al quedarse sin oxígeno tras fallar su máquina dependiente de electricidad. En Madrid, una mujer de 52 años pereció en un incendio en Carabanchel, posiblemente causado por una vela encendida durante el corte.
La tragedia en Ourense fue descubierta el 29 de abril por la mañana, cuando una trabajadora social alertó a las autoridades al no recibir respuesta en el domicilio. La Guardia Civil investiga si el generador, cedido por el municipio, funcionó incorrectamente. En Valencia, la Policía Nacional intentó reanimar a la víctima, que padecía una enfermedad pulmonar, pero los esfuerzos fueron en vano tras 29 minutos. El incendio en Madrid, que dejó 13 personas intoxicadas, ocurrió en una vivienda donde la falta de luz llevó al uso de velas, según los primeros indicios.
El apagón, descrito como histórico por su alcance, afectó transportes, telecomunicaciones y servicios esenciales, exponiendo la vulnerabilidad de los sistemas eléctricos. La Red Eléctrica Española (REE) trabaja para esclarecer las causas, mientras el Gobierno español, liderado por Pedro Sánchez, enfrenta críticas por la gestión de la crisis. Las autoridades gallegas reportaron otras tres muertes en la región, pero no se ha confirmado su relación directa con el apagón. Este evento subraya la necesidad de reforzar infraestructuras críticas y proteger a poblaciones dependientes de equipos eléctricos.