En una ceremonia cargada de solemnidad y dolor, el Grupo de Fuerzas Especiales N.° 53 Rayo, ubicado en Lago Agrio, Sucumbíos, fue el escenario donde se rindieron honores póstumos a los 11 militares ecuatorianos asesinados el viernes 9 de mayo de 2025, en una emboscada en la zona de Alto Punino, provincia de Orellana. Los soldados, quienes realizaban operaciones contra la minería ilegal, fueron víctimas de un ataque atribuido al grupo Comandos de la Frontera, integrado por disidentes de las FARC.
El acto comenzó con el traslado de los féretros, llevados en hombros por sus compañeros de armas, quienes formaron una calle de honor para recibir a los caídos. En el lugar se instaló una capilla ardiente, donde familiares, autoridades militares, el gobernador de Sucumbíos y oficiales locales se congregaron para despedir a los héroes. La corneta militar resonó en el ambiente, marcando un momento de profundo respeto y conmoción. El Ejército Ecuatoriano destacó que los honores reflejaron “el valor, la entrega y el sacrificio de quienes defendieron a nuestro país”.
Durante la ceremonia, un uniformado expresó el compromiso de las Fuerzas Armadas de permanecer en Lago Agrio para combatir a los grupos irregulares y capturar a los responsables del ataque. “No descansaremos hasta dar con los culpables”, afirmó, en un mensaje que reafirmó la determinación de las fuerzas militares. Los cuerpos fueron posteriormente trasladados a Quito a bordo de un avión C-130 de la Fuerza Aérea Ecuatoriana, donde se prevé que se realice una capilla ardiente en la Escuela Militar Eloy Alfaro antes de que los familiares dispongan de los sepelios.
El Gobierno ecuatoriano, a través del Ministerio de Gobierno, expresó su consternación por la pérdida y aseguró que “el sacrificio de estos valientes soldados no será en vano”. El ataque se enmarca en el contexto del conflicto armado interno declarado en 2024 por el presidente Daniel Noboa, quien ha movilizado a las Fuerzas Armadas para contrarrestar la violencia de grupos criminales vinculados al narcoterrorismo y la minería ilegal.
La Embajada de Estados Unidos en Ecuador también se pronunció, extendiendo sus condolencias a las familias de los militares y al pueblo ecuatoriano, destacando la valentía de los caídos en su lucha contra el crimen organizado. Este trágico evento subraya los desafíos que enfrenta Ecuador en su esfuerzo por garantizar la seguridad y la paz en regiones afectadas por actividades ilícitas.
La memoria de estos 11 soldados, quienes ofrendaron sus vidas en cumplimiento del deber, permanecerá como un testimonio de su compromiso con la patria. Su legado impulsa a las Fuerzas Armadas y a la sociedad ecuatoriana a redoblar esfuerzos en la lucha contra las amenazas que atentan contra la soberanía y la tranquilidad del país.
