En el Hospital General Guasmo Sur, en Guayaquil, familias como la de Pedro enfrentan una crisis sanitaria. Su madre, de 64 años con diabetes e insuficiencia renal, ingresó el 7 de agosto por una herida en la mano. Diagnosticada con una bacteria, requiere amputaciones, pero los familiares deben comprar desde bisturíes hasta sierras quirúrgicas, gastando más de $300 en una semana. La falta de insumos, camas y equipos básicos, como electrocardiógrafos, complica la atención.
El hospital, uno de los tres intervenidos por militares debido a denuncias de escasez, corrupción e inseguridad, refleja un panorama crítico. Médicos y enfermeras reportan la necesidad de adquirir desde vendas hasta equipos de protección para el personal. La infraestructura está deteriorada, con puertas faltantes, pisos dañados y ausencia de aire acondicionado. La inseguridad también preocupa: robos en los alrededores amenazan a familiares y trabajadores, quienes denuncian que sin “propinas” a guardias, no reciben información.
Según la viceministra Wendy Gavica, en la Zona 8 (Guayaquil, Durán, Samborondón), el abastecimiento de medicamentos vitales es del 82%, pero los dispositivos médicos apenas alcanzan el 64%. Familiares y personal exigen soluciones urgentes para garantizar atención digna y segura, mientras esperan mejoras tras la intervención militar dispuesta por el Ministerio de Salud.