El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, ha emprendido un viaje a Estados Unidos con una agenda calificada como reservada por su oficina, en un movimiento que se produce inmediatamente después de un revés político: la derrota en el referéndum de seguridad y economía que él mismo había impulsado. El mandatario partió con destino a Nueva York y Washington D.C. en una misión cuyo objetivo principal es buscar respaldo internacional en materia de seguridad y la lucha contra el crimen organizado. La agenda confirmada incluye un encuentro con el presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas. El hermetismo sobre otros detalles ha exacerbado el clima de tensión política, mientras la oposición demanda explicaciones urgentes sobre el fracaso de la consulta popular y el rumbo de las políticas del gobierno.
El referéndum contemplaba once preguntas sobre temas cruciales, como la extradición de ecuatorianos y la militarización del control fronterizo, y resultó en una contundente victoria del “no” en la mayoría de sus puntos clave. Este resultado se ha interpretado como un voto de castigo directo a la administración Noboa y una clara desaprobación a su gestión en seguridad nacional. El viaje busca reorientar el foco de su gestión hacia el exterior, esperando que la diplomacia de alto nivel le proporcione herramientas que le permitan recuperar la iniciativa política. La situación obliga al gobierno a reevaluar su estrategia y a buscar un consenso más amplio con la Asamblea Nacional, dada la dificultad de avanzar en su plan sin las reformas rechazadas.








