Hace pocos años, el bosque ubicado en el sector de Samanes I era sinónimo de abandono. La falta de control había convertido el lugar en escenario de rituales satánicos y actividades delictivas, según reportes vecinales y policiales.
Sin embargo, tras ser declarado Área Protegida Municipal en 2024, el sitio ha experimentado una transformación significativa gracias al trabajo conjunto entre el Municipio y los moradores del sector.
El espacio cuenta hoy con senderos limpios, señalización y presencia constante de guardaparques comunitarios, además de campañas educativas que buscan preservar la biodiversidad local.
“Antes no podíamos ni entrar, ahora venimos con nuestros hijos. Es un bosque que volvió a la vida”, comenta una residente.
El compromiso ciudadano ha sido clave para garantizar la conservación y seguridad del área, que hoy representa un modelo de recuperación ambiental urbana en Guayaquil.








