El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este domingo que su Gobierno planea mantener por un periodo “largo” la suspensión de las decisiones sobre solicitudes de asilo en el país. El anuncio se produjo tras un incidente en el que un ciudadano afgano supuestamente atacó a dos guardias nacionales cerca de la Casa Blanca, resultando en la muerte de uno de ellos. Trump vinculó directamente la prolongación de la medida de seguridad migratoria con este suceso y con la necesidad de proteger el territorio nacional. La suspensión, que ha generado debate y controversia, está ligada a restricciones de viaje impuestas a ciudadanos de diecinueve países, según lo comunicado por el Departamento de Seguridad Nacional. El presidente evadió fijar un límite de tiempo preciso para el levantamiento de la pausa, indicando que el objetivo es mantener a raya a “mucha gente que no es buena”.
El endurecimiento de la política de asilo forma parte de la estrategia del Gobierno de Trump para reforzar el control fronterizo y la seguridad interna. Al ser consultado por periodistas a bordo del Air Force One sobre la duración de la medida, el mandatario fue enfático: “Mucho tiempo. No queremos a esas personas. Ya tenemos suficientes problemas… ¿Saben por qué no las queremos? Porque muchas de ellas no son buenas y no deberían estar en nuestro país”, aseveró. Esta postura refleja una línea dura en materia migratoria, priorizando la seguridad nacional por encima de los procesos de asilo. La medida impacta a miles de solicitantes que buscan protección en Estados Unidos y refuerza las políticas de inmigración que han caracterizado a la administración Trump desde su inicio.
