Quito, 24 de mayo de 2025 – Durante la última década, los ecuatorianos han identificado consistentemente la inseguridad, el desempleo y la crisis económica como sus principales preocupaciones, según diversos estudios y encuestas. La violencia, impulsada por el crimen organizado y el narcotráfico, ha escalado hasta convertir al país en uno de los más inseguros de la región, con tasas de homicidios que alcanzaron 45,9 por cada 100.000 habitantes en 2023. Este panorama ha generado un clamor ciudadano por medidas efectivas para recuperar la seguridad.
La economía y el empleo son otras áreas críticas. La falta de oportunidades laborales, especialmente para los jóvenes, y la precariedad del empleo informal, que afecta a más del 50% de la fuerza laboral, han sido constantes en las encuestas de opinión. La dolarización, aunque brinda estabilidad, limita la capacidad del gobierno para implementar políticas monetarias, mientras que el alto costo de vida y la desigualdad persisten como problemas estructurales. Estas preocupaciones han sido resaltadas por expertos como el politólogo Santiago Basabe, quien señala que la ausencia de políticas públicas sostenidas agrava estas crisis.
A pesar de los esfuerzos de sucesivos gobiernos, los avances han sido limitados. La corrupción, percibida como un obstáculo para el desarrollo, continúa siendo una preocupación significativa, con un 80% de los ecuatorianos considerándola un problema grave en 2024, según Latinobarómetro. La educación y la salud también figuran entre las demandas ciudadanas, especialmente en zonas rurales donde el acceso es deficiente. Mientras Daniel Noboa asume la presidencia, la expectativa es que su administración aborde estos desafíos con estrategias integrales que vayan más allá de soluciones temporales.