Entre enero y mayo de 2025, Ecuador cubrió su gasto público principalmente con deuda interna debido a la limitada llegada de crédito externo. El Ministerio de Economía colocó $3.234 millones en bonos de deuda interna, adquiridos mayoritariamente por el IESS, bancos privados y el Banco Central, para financiar un déficit fiscal que alcanzó $2.200 millones en el primer trimestre. La falta de nuevos desembolsos de multilaterales, como el FMI, y un riesgo país elevado (1.844 puntos en abril) restringieron el acceso a financiamiento externo, forzando al gobierno a depender de recursos internos.
La estrategia de endeudamiento interno, descrita como “bicicleteo” por expertos, implica emitir nuevos bonos para pagar vencimientos de deuda previa, sin inyectar liquidez real a la economía. De los $2.660 millones en nueva deuda levantada hasta abril, solo $320 millones provinieron de fuentes externas, según el exministro Fausto Ortiz. Esta dinámica, junto con atrasos de $4.000 millones a proveedores y entidades públicas, refleja la fragilidad fiscal del país, agravada por un crecimiento económico proyectado del 2.5% y una recaudación tributaria insuficiente para cubrir gastos rígidos como sueldos y pensiones.
El gobierno de Daniel Noboa enfrenta presiones para aumentar ingresos, con el FMI exigiendo $881 millones adicionales en impuestos para 2025, mediante medidas como la restitución del anticipo del Impuesto a la Renta y la reducción de exoneraciones. La deuda pública, cercana a $90.000 millones (72% del PIB), limita el margen para inversión en infraestructura o sectores sociales. Sin reformas estructurales, como la focalización de subsidios o la reducción del gasto corriente, Ecuador seguirá atrapado en un ciclo de endeudamiento que compromete su estabilidad financiera a largo plazo.