La Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF) ha iniciado las pruebas de vuelo del segundo bombardero furtivo B-21 Raider, que está a punto de llegar a la Base Aérea de Edwards. Este avión de ataque, fabricado por Northrop Grumman, ha sido diseñado para ser el pilar de la futura flota de bombarderos del país. El B-21 es una aeronave de doble capacidad, lo que le permite lanzar tanto municiones convencionales como nucleares, y está equipada con tecnología avanzada para operaciones tripuladas y no tripuladas.
Este segundo prototipo, cuyo costo de construcción se estima en $700 millones, incluye varias mejoras de diseño respecto al primer B-21 que ha estado en pruebas desde 2023. El Escuadrón de Pruebas 420 se encarga de someter al avión a rigurosas pruebas de vuelo, evaluando su velocidad, la integración de armamento y la fiabilidad en condiciones climáticas extremas. Según Northrop Grumman, los resultados de estas pruebas han superado las expectativas, lo que refuerza la confianza en el rendimiento y el progreso del programa.
El B-21 Raider tiene un alcance de 6,500 millas y una velocidad máxima por debajo de Mach 1, con un techo de vuelo de 55,000 pies. Su diseño furtivo y su capacidad para realizar ataques de largo alcance, junto con sus capacidades de inteligencia, vigilancia y reconocimiento, lo posicionan como una herramienta clave para la USAF. Con estas pruebas, Estados Unidos busca asegurar que el B-21 esté preparado para enfrentar los desafíos de las misiones más complejas, garantizando su fiabilidad y durabilidad a lo largo de su vida útil.
