El secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, se reunió el 16 de mayo de 2025 en Estambul con representantes de Turquía y Ucrania, en el palacio de Dolmabahçe, antes del primer diálogo directo entre Rusia y Ucrania desde 2022. La cita, mediada por el ministro turco de Relaciones Exteriores, Hakan Fidan, buscó preparar el terreno para las negociaciones entre las delegaciones de Kiev, liderada por el ministro de Defensa Rustem Umerov, y Moscú, encabezada por el asesor presidencial Vladimir Medinski.
Rubio, acompañado por el embajador en Turquía, Tom Barrack, y el representante especial para Ucrania, Keith Kellogg, urgió a detener la “masacre” en Ucrania, según la portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce. Turquía, que ha mediado desde el inicio del conflicto, enfatizó la urgencia de un alto al fuego. Sin embargo, las expectativas son bajas: Ucrania exige un cese de hostilidades de 30 días y la devolución de niños deportados, mientras Rusia, que rechaza condiciones previas, pide neutralidad militar y concesiones territoriales.
El encuentro, inicialmente previsto para el 15 de mayo, se retrasó por tensiones y la ausencia de Vladimir Putin, quien envió una delegación de segundo nivel, lo que generó críticas de Volodimir Zelenski, quien calificó la representación rusa como “ficticia”. Donald Trump, desde Abu Dabi, expresó escepticismo, afirmando que “no pasará nada” sin un encuentro directo con Putin, y no descartó viajar a Turquía si hay avances. La reunión, marcada por posturas divergentes, refleja un intento diplomático tras más de tres años de guerra, pero el estancamiento militar y político persiste.
