La psiquiatría infanto-juvenil ha encendido las alarmas: el algoritmo de las redes sociales tiene un impacto directo y negativo en el cerebro de niños y adolescentes, ya que nada de lo que consumen en Internet es casual. Los especialistas aseguran que la selección constante de contenido personalizado, diseñado para maximizar la permanencia y la interacción, influye en la autoestima, el desarrollo emocional y los procesos cognitivos de los menores. El psiquiatra Fabián Triskier advierte que esta exposición contribuye a la idealización de cuerpos y vidas inalcanzables, un fenómeno que afecta especialmente a las adolescentes, y que puede derivar en “ansiedad, depresión y baja autoestima”.
El doctor Andrés Luccisano, del Hospital Italiano de Buenos Aires, explica que el algoritmo no distingue entre contenido positivo o negativo, sino que prioriza lo que capta la atención del usuario. Esta lógica de “gratificación inmediata” (los “me gusta” y comentarios) se convierte en un “anzuelo” que estimula los circuitos de recompensa del cerebro adolescente, un área que madura más rápido que la capacidad de autorregulación. Como consecuencia, el uso compulsivo de estas plataformas genera una atención fragmentada, dificulta el aprendizaje y disminuye la tolerancia a la frustración, haciendo que el aburrimiento se vuelva “intolerable”. Para combatir estos riesgos, los expertos recomiendan a los padres retrasar al máximo la exposición a celulares en niños, limitar el uso escolar y fomentar la conversación crítica sobre el contenido digital.