La captura de José Adolfo Macías Villamar, alias “Fito“, reveló el sofisticado búnker subterráneo donde el líder de Los Choneros se ocultaba desde su fuga de la Penitenciaría del Litoral a finales de 2023 o principios de 2024. Fue en una casa en Montecristi, Manabí, donde las fuerzas de seguridad lo localizaron, guiados por una serie de pistas inusuales: medicinas para la gastritis en una habitación con una puerta reforzada y activada por huella dactilar, cámaras de vigilancia exteriores, y el inocente comentario de su hija de dos años y nueve meses, presente con dos nanas, quien dijo a los militares: “dile a mi papá”. Estas señales, junto con una plantación irregular en el exterior, llevaron a los uniformados a sospechar de un espacio oculto, del cual “Fito” finalmente emergió.
Tras su rendición desde su “perfectamente indetectable” escondite subterráneo, ubicado cerca del área de lavandería, alias “Fito” fue interrogado durante aproximadamente dos horas por el ministro del Interior, John Reimberg, y el ministro de la Defensa, Gian Carlo Loffredo. Según Reimberg, una de las primeras preguntas del narcotraficante fue si sería extraditado a Estados Unidos, donde enfrenta una acusación formal por siete cargos, incluyendo conspiración para la distribución internacional de cocaína y tráfico de armas. “Fito” cumplía una condena de 34 años por narcotráfico, asesinato y delincuencia organizada.
La fuga de “Fito” desató una ola de violencia sin precedentes en Ecuador, que llevó al presidente Daniel Noboa a declarar un conflicto armado interno y a calificar a las bandas criminales, incluida Los Choneros, como organizaciones terroristas. El gobierno de Estados Unidos ya había sancionado a Los Choneros y a “Fito” en febrero de 2024. Tras su detención, el cabecilla fue trasladado a la cárcel de máxima seguridad La Roca en Guayaquil, donde permanecerá mientras se completan los trámites para su extradición a territorio estadounidense.
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