La sangre de un hombre estadounidense que se inyectó deliberadamente veneno de serpiente durante casi dos décadas posee un poder “sin precedentes” como antídoto, según científicos.
En pruebas con animales, los anticuerpos en la sangre de Tim Friede demostraron proteger contra dosis mortales de veneno de una amplia gama de especies.
Las terapias actuales requieren que el antídoto corresponda a la especie de serpiente específica que mordió a la persona afectada.
La hazaña que realizó Friede durante 18 años podría suponer un paso importante en la búsqueda de un antídoto universal contra todas las mordeduras de serpiente, que matan a 140.000 personas al año y dejan a tres veces más personas con amputaciones o discapacidades permanentes.
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